NOVENA DE
CONFIANZA
AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS
AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS
Oh Señor Jesús, a Tu Sagrado Corazón yo confío esta intención... Solo mírame, entonces haz conmigo lo que Tu Corazón indique. Deja que Tu Sagrado Corazón decida...Yo confío en Ti... Me abandono en Tu Misericordia, Señor Jesús! Ella no me fallará. Sagrado Corazón de Jesús, en Ti confío. Sagrado Corazón de Jesús, creo en Tu Amor por mi. Sagrado Corazón de Jesús, que venga Tu Reino.
Oh Sagrado Corazón de Jesús, Te he pedido por tantos favores, pero con ansias Te imploro por esta petición. Tómala, ponla en Tu abierto y roto Corazón, y cuando el Padre Eterno la mire, cubierta por Tu Preciosa Sangre, no podrá rehusarla. Ya no será más mi oración, sino la Tuya, Oh Jesús.
Oh Sagrado Corazón de Jesús, pongo toda mi confianza en Ti. Nunca permitas que me confunda...
Amén
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I
Oh,
Jesús mío, que dijiste: "En verdad os digo, pedid y obtendréis, buscad y
encontrareis, llama y os abrirán" -He ahí porque yo llamo, yo busco, yo
pido la Gracia: (mencione el
favor que desea)
Padre
Nuestro,
Ave María y Gloria.
Sagrado Corazón de Jesús, confío en Ti.
Ave María y Gloria.
Sagrado Corazón de Jesús, confío en Ti.
II
Oh,
Jesús mío, que dijiste: "En verdad os dijo todo aquello que pidiereis en
Mi Nombre a Mi Padre, El os lo concederá" -He ahí porque al Eterno Padre,
en Tu Nombre, yo pido la Gracia...
Padre
Nuestro,
Ave María y Gloria.
Sagrado Corazón de Jesús, confío en Ti.
Ave María y Gloria.
Sagrado Corazón de Jesús, confío en Ti.
III
Oh,
Jesús mío, que dijiste: "En verdad os digo, pasarán los cielos y la
tierra, pero Mis palabras jamas" -He ahí que basándome en la infalibilidad
de Tus Santas Palabras, yo pido la Gracia...
Padre
Nuestro,
Ave María y Gloria.
Sagrado Corazón de Jesús, confío en Ti.
Ave María y Gloria.
Sagrado Corazón de Jesús, confío en Ti.
Oración final
Oh,
Sagrado Corazón de Jesús, al cual es imposible no sentir compasión por los
infelices, ten piedad de nosotros pobres pecadores y concédenos las Gracias que
pedimos por medio del Inmaculado, Corazón de María, Tu y nuestra tierna Madre.
San
José, Padre Adoptivo del Sagrado Corazón de Jesús, ruega por nosotros.
Dios
Te salve...
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Acordaos
¡oh Sagrado Corazón de Jesús! de todo lo que habéis hecho por salvar nuestras
almas, y no las dejéis perecer. Acordaos del eterno e inmenso Amor que habéis
tenido por ellas; no rechacéis estas almas que vienen a Vos, agobiadas bajo el
peso de sus miserias oprimidas bajo el de tantos dolores. Conmoveos a la vista
de nuestra debilidad, de los peligros que nos rodean por todas partes, de los
males que nos hacen suspirar y gemir.
Llenas
de confianza y amor, venimos a vuestro Corazón, corno el corazón del mejor de
los padres, del más tierno y más compasivo amigo. Recibidnos, ¡oh Corazón
Sagrado! en Vuestra infinita ternura; hacednos sentir los efectos de Vuestra
compasión y de Vuestro amor; sed nuestro apoyo, nuestro mediador cerca de
Vuestro Padre, y en Nombre de Vuestra Preciosa Sangre y de Vuestros Méritos,
concedednos la fuerza en nuestras debilidades, consuelo en nuestras penas, y la
Gracia de amaros en el tiempo y de poseeros en la eternidad.
Corazón
de Jesús, yo vengo a Vos porque sois mi único refugio, mi sola pero cierta
esperanza; Vos sois el remedio de todos mis males, el alivio de todas mis
miserias, la reparación de todas mis faltas, la seguridad de todas mis
peticiones, la fuente infalible e inagotable para mi, y para todos la luz,
fuerza, constancia, paz y bendición.
Estoy
seguro que no os cansaréis de mí y que no cesaréis de amarme, protegerme y
ayudarme, porque me amáis con un amor infinito.
Tened
piedad de mi, según Vuestra gran Misericordia, y haced de mí, por mi, y en mí
todo lo que queráis, porque yo me abandono a Vos con una entera confianza de
que Vos no me abandonaréis jamás. Así sea.
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Oh
amantísimo Jesús, como expresión de mi gratitud y en satisfacción de mis
pecados yo, N…, os doy mi corazón. Me consagro enteramente a Vos y me
propongo nunca más ofenderos o despreciar Vuestra Santa Gracia.
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[1] Esta oración la recitaba diariamente por el Santo Padre Pío por todos aquellos que le solicitaban que rezara por sus intenciones.
[1] Esta oración la recitaba diariamente por el Santo Padre Pío por todos aquellos que le solicitaban que rezara por sus intenciones.
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