jueves, 14 de abril de 2011

Domingo de Ramos


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Domingo  de  Ramos


Abril 13, 2014 ……………...............  …. (Ciclo A)
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La Procesión de las palmas simboliza el recibimiento entusiasta del pueblo de Jerusalén a Jesús de Nazaret. Hoy iniciamos la Semana Santa. Jesús en estos días va a consumar Su entrega y, por tanto, la Redención del género humano, tal como Dios Padre desea y pone en las manos de Su Hijo Unigénito. Este domingo, que es el gran pórtico de la Semana Santa, vamos a escuchar, entera, la Pasión del Señor narrada en el evangelio San Mateo. Relato formidable que nos prepara e informa para mejor vivir los días grandes de nuestra fe. Iniciemos pues con emoción esta tan especial asamblea de este Domingo de Ramos..
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PROCESIÓN DE LAS PALMAS
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Antífona de Entrada Mt 21, 9
Hosanna al Hijo de David.
Bendito El que viene en Nombre del Señor, el Rey de Israel.
Hosanna en el Cielo.
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Bendición de los ramos
Oremos:
Aumenta, Señor, la fe de los que tenemos en Ti nuestra esperanza y concede a quienes agitamos estas palmas en honor de Cristo victorioso, permanecer unidos a Él para dar frutos de buenas obras.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
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Santo Evangelio según SAN MATEO 21, 1-11.
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Gloria a Ti, Señor
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Cuando se acercaban a Jerusalén y llegaron a Betfagé, junto al monte de los Olivos, Jesús mandó dos discípulos, diciéndoles:
-- Id a la aldea de enfrente, encontraréis enseguida una borrica atada con su pollino, desatadlos y traédmelos. Si alguien os dice algo, contestadle que el Señor los necesita y los devolverá pronto.
Esto ocurrió para que se cumpliese lo que dijo el profeta: "Decid a la hija de Sión: 'Mira a tu rey, que viene a ti, humilde, montado en un asno, en un pollino, hijo de acémila'."
Fueron los discípulos e hicieron lo que les había mandado Jesús: trajeron la borrica y el pollino, echaron encima sus mantos, y Jesús se montó. La multitud extendió sus mantos por el camino; algunos cortaban ramas de árboles y alfombraban la calzada. Y la gente que iba delante y detrás gritaba:
-- ¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en Nombre del Señor! ¡Hosanna en el Cielo!
Al entrar en Jerusalén, toda la ciudad preguntaba alborotada:
-- ¿Quién es Éste?
La gente que venía con Él decía:
-- Es Jesús, el Profeta de Nazaret de Galilea.
Palabra del Señor.
Gloria a Ti, Señor Jesús.
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Antífona I
Los hijos de Israel, llevando ramos de olivo, salieron al encuentro del Señor, clamando:
 “Hosanna en el Cielo”.
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Salmo 23……….
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 Del Señor es la tierra y lo que ella tiene,
el orbe todo y los que en él habitan,
pues Él lo edificó sobre los mares,
Él fue Quien lo asentó sobre los ríos.
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¿Quién subirá hasta el monte del Señor? ¿Quién podrá entrar en Su recinto Santo?
El de corazón limpio y manos puras
y que no jura en falso.
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Ese obtendrá la bendición de Dios
y Dios, su salvador, le hará justicia.
Esta es la clase de hombres que Te buscan
y vienen ante Ti, Dios de Jacob.
¡Puertas, ábranse de par en par;
agrándense, portones eternos,
porque va a entrar el Rey de la Gloria!
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Y ¿quién es el Rey de la Gloria?
Es el Señor, fuerte y poderoso,
el Señor, poderoso en la batalla.
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¡Puertas, ábranse de par en par;
agrándense, portones eternos,
porque va a entrar el Rey de la Gloria!
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Y ¿quién es el Rey de la Gloria?
El Señor, Dios de los ejércitos,
es el Rey de la Gloria.
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Antífona II
Los niños hebreos extendían mantos por el camino y aclamaban: “Hosanna al Hijo de David, Bendito el que viene en Nombre del Señor”.
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Salmo 46……….
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Pueblos todos, batid palmas,
aclamad a Dios con gritos de júbilo:
porque el Señor es sublime y terrible,
emperador de toda la tierra.
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Él nos somete los pueblos
y nos sojuzga las naciones;
Él nos escogió por heredad Suya:
gloria de Jacob, Su amado.
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Dios asciende entre aclamaciones;
el Señor, al son de trompetas:
tocad para Dios, tocad,
tocad para nuestro Rey, tocad;
porque Dios es el Rey del mundo:
tocad con maestría.
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Dios reina sobre las naciones,
Dios se sienta en Su Trono sagrado:
los príncipes de los gentiles se reúnen
con el pueblo del Dios de Abrahán,
porque de Dios son los grandes de la tierra,
y Él es excelso.
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Himno a Cristo Rey…… R- ¡GLORIA, ALABANZA Y HONOR!
………………………………………………. ¡Gritad Hosanna, y haceos como los niños hebreos
…………………………………………..al paso del Redentor!
…………………………………………. ¡Gloria y honor al que viene en el Nombre del Señor!
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Como Jerusalén con su traje festivo,
vestida de palmeras, coronada de olivos,
viene la cristiandad en son de romería
a inaugurar Tu Pascua con himnos de alegría.

Ibas como va el sol a un ocaso de gloria;
cantaban ya Tu muerte al cantar Tu victoria.
Pero Tú eres el Rey, el Señor, el Dios Fuerte,
la Vida que renace del fondo de la Muerte.


Tú, que amas a Israel y bendices sus cantos,
complácete en nosotros, el pueblo de los santos;
Dios de toda bondad que acoges en Tu seno
cuanto hay entre los hombres sencillamente bueno.
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Responsorio “Al entrar el Señor”.
V. Al entrar el Señor en la Ciudad Santa, los hijos de Israel, anticipándose a la  Resurrección del Señor de la Vida, con palmas en las manos, clamaban:
Hosanna en el Cielo.
R. Hosanna en el Cielo.
V. Al enterarse de que Jesús llegaba a Jerusalén, el pueblo salió a Su encuentro con palmas en las manos, clamando: Hosanna en el Cielo.
R. Hosanna en el Cielo.
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MISA DE LA PASIÓN
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Oración Colecta
Oremos:
Dios Todopoderoso y Eterno, que has querido entregarnos como ejemplo de humildad a Cristo, nuestro Salvador, hecho hombre y clavado en una cruz, concédenos vivir según las enseñanzas de Su Pasión, para participar con Él, un día, de Su gloriosa Resurrección.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.
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Primera LecturaISAÍAS 50, 4-7
En aquel entonces, dijo Isaías:
“El Señor me ha dado una lengua experta, para que pueda confortar al abatido con palabras de aliento. Mañana tras mañana, el Señor despierta Mi oído, para que escuche Yo, como discípulo. El Señor Dios Me ha hecho oír Sus Palabras y Yo no he opuesto resistencia ni Me he echado para atrás.
Ofrecí la espalda a los que Me golpeaban, la mejilla a los que Me tiraban de la barba. No aparté Mi Rostro de los insultos y salivazos. Pero el Señor Me ayuda, por eso no quedaré confundido, por eso endureció Mi Rostro como roca y sé que no quedaré avergonzado”.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
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Salmo 21……….R- DIOS MÍO, DIOS MÍO, ¿POR QUÉ ME HAS ABANDONADO?

Al verme, se burlan de Mí,
hacen visajes, menean la cabeza:
Acudió al Señor, que Lo ponga a salvo;
que Lo libre, si tanto Lo quiere. R.-
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Me acorrala una jauría de mastines,
Me cerca una banda de malhechores;
Me taladran las manos y los pies,
puedo contar Mis huesos. R.-
Se reparten Mi ropa,
echan a suertes Mi túnica.
Pero Tú, Señor, no Te quedes lejos;
fuerza Mía, ven corriendo a ayudarme. R.-
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Contaré Tu fama a Mis hermanos,
en medio de la asamblea Te alabaré.
Fieles del Señor, alabadlo;
linaje de Jacob, glorificadlo;
tenedlo, linaje de Israel. R.-
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Segunda Lectura FILIPENSES 2, 6-11
Hermanos:
Cristo, siendo Dios, no consideró que debía aferrarse a las prerrogativas de Su Condición Divina, sino que, por el contrario, se anonadó a Sí mismo, tomando la condición de siervo, y Se hizo semejante a los hombres.
Así, hecho uno de ellos, Se humilló a Sí mismo y por obediencia aceptó incluso la muerte, y una muerte de cruz.
Por eso Dios Lo exaltó sobre todas las cosas y Le otorgó el Nombre que está sobre todo nombre, para que, al Nombre de Jesús, todos doblen la rodilla en el Cielo, en la tierra y en los abismos, y todos reconozcan públicamente que Jesucristo es el Señor, para Gloria de Dios Padre.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
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ACLAMACIÓN Fil 2, 8,9
Honor y gloria a Ti, Señor Jesús.

Cristo Se humilló por nosotros y por obediencia aceptó incluso la muerte y una muerte de cruz.
Por eso Dios Lo exaltó sobre todas las cosas y Le otorgó el Nombre que está sobre todo nombre.
Honor y gloria a Ti, Señor Jesús.
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PASIÓN DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MATEO 26, 14-27, 66

Gloria a Ti, Señor

 C. En aquel tiempo, uno de los Doce, llamado Judas Iscariote, fue a los sumos sacerdotes y les propuso:
S. -- ¿Qué estáis dispuestos a darme, si os Lo entrego?
C. Ellos se ajustaron con él en treinta monedas. Y desde entonces andaba buscando ocasión propicia para entregarlo.
C. El primer día de los Ázimos se acercaron los discípulos a Jesús y Le preguntaron:
S. -- ¿Dónde quieres que Te preparemos la cena de Pascua?
C. Él contestó
 -- Id a la ciudad, a casa de Fulano, y decidle: "El Maestro dice: Mi momento está cerca; deseo celebrar la Pascua en tu casa con Mis discípulos."
C. Los discípulos cumplieron las instrucciones de Jesús y prepararon la Pascua.
C. Al atardecer se puso a la mesa con los Doce. Mientras comían dijo:
 --Os aseguro que uno de vosotros Me va a entregar.
C. Ellos, consternados, se pusieron a preguntarle uno tras otro:
S. -- ¿Soy yo acaso, Señor?»
C. Él respondió:
 -- El que ha mojado en la misma fuente que Yo, ése Me va a entregar. El Hijo del hombre Se va, como está escrito de Él; pero, ¡ay del que va a entregar al Hijo del hombre!; más le valdría no haber nacido.
C. Entonces preguntó Judas, el que Lo iba a entregar:
S. -- ¿Soy yo acaso, Maestro?
C. Él respondió:
 --Tú lo has dicho.
C. Durante la cena, Jesús cogió pan, pronunció la bendición, lo partió y lo dio a Sus discípulos, diciendo:
 --Tomad, comed: esto es Mi Cuerpo.
C. Y, cogiendo una copa, pronunció la Acción de Gracias y se la dio diciendo:
 -Bebed todos; porque Ésta es Mi Sangre, Sangre de la Alianza, derramada por todos para el perdón de los pecados. Y os digo que no beberé más del fruto de la vid, hasta el día que beba con vosotros el vino nuevo en el Reino de Mi Padre.
C. Cantaron el salmo y salieron para el monte de los Olivos.
C. Entonces Jesús les dijo:
 -- Esta noche vais a caer todos por Mi causa, porque está escrito: "Heriré al pastor, y se dispersarán las ovejas del rebaño." Pero cuando resucite, iré antes que vosotros a Galilea.
C. Pedro replicó:
S. -- Aunque todos caigan por Tu causa, yo jamás caeré.
C. Jesús le dijo:
 -- Te aseguro que esta noche, antes que el gallo cante, Me negarás tres veces.
C . Pedro Le replicó:
S. -- Aunque tenga que morir Contigo, no Te negaré.
C.- Y lo mismo decían los demás discípulos.
C. Entonces Jesús fue con ellos a un huerto, llamado Getsemaní, y les dijo:
 -- Sentaos aquí, mientras voy allá a orar.
C. Y, llevándose a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo, empezó a entristecerse y a angustiarse.
Entonces dijo:
 -- Me muero de tristeza: quedaos aquí y velad Conmigo.
C. Y, adelantándose un poco, cayó Rostro en tierra y oraba diciendo:
 -- Padre Mío, si es posible, que pase y se aleje de Mí ese cáliz. Pero no se haga lo que Yo quiero, sino lo que Tú quieres.
C. Y Se acercó a los discípulos y los encontró dormidos.
Dijo a Pedro:
 -- ¿No habéis podido velar una hora Conmigo? Velad y orad para no caer en la tentación, pues el espíritu es decidido, pero la carne es débil.
C. De nuevo se apartó por segunda vez y oraba diciendo:
 -- Padre Mío, si este Cáliz no puede pasar sin que Yo lo beba, hágase Tu Voluntad.
C. Y, viniendo otra vez, los encontró dormidos, porque tenían los ojos cargados. Dejándolos de nuevo, por tercera vez oraba, repitiendo las mismas palabras.
Luego se acercó a Sus discípulos y les dijo:
 --Ya podéis dormir y descansar. Mirad, está cerca la hora, y el Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los pecadores. ¡Levantaos, vamos! Ya está cerca el que Me entrega.
C. Todavía estaba hablando, cuando apareció Judas, uno de los Doce, acompañado de un tropel de gente, con espadas y palos, mandado por los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo. El traidor les había dado esta contraseña:
S. -- Al que yo bese, Ése es; detenedlo.
C. Después se acercó a Jesús y Le dijo:
S. -- ¡Salve, Maestro!
C. Y Lo besó. Pero Jesús le contestó:
 -- Amigo, ¿a qué vienes?
C. Entonces se acercaron a Jesús y Le echaron mano para detenerlo. Uno de los que estaban con Él agarró la espada, la desenvainó y de un tajo le cortó la oreja al criado del sumo sacerdote.
Jesús le dijo:
 -- Envaina la espada; quien usa espada, a espada morirá. ¿Piensas tú que no puedo acudir a Mi Padre? Él Me mandaría enseguida más de doce legiones de ángeles. Pero entonces no se cumpliría la Escritura, que dice que esto tiene que pasar.
C. Entonces dijo Jesús a la gente:
 -- ¿Habéis salido a prenderme con espadas y palos, como a un bandido? A diario Me sentaba en el templo a enseñar y, sin embargo, no Me detuvisteis.
C. Todo esto ocurrió para que se cumpliera lo que escribieron los profetas. En aquel momento todos los discípulos Lo abandonaron y huyeron.
C. Los que detuvieron a Jesús Lo llevaron a casa de Caifás, el sumo sacerdote, donde se habían reunido los escribas y los ancianos. Pedro Lo seguía de lejos, hasta el palacio del sumo sacerdote, y, entrando dentro, se sentó con los criados para ver en qué paraba aquello.
Los sumos sacerdotes y el sanedrín en pleno buscaban un falso testimonio contra Jesús para condenarlo a muerte y no lo encontraban, a pesar de los muchos falsos testigos que comparecían. Finalmente, comparecieron dos, que dijeron:
S. -- Éste ha dicho: "Puedo destruir el templo de Dios y reconstruirlo en tres días."
C. El sumo sacerdote se puso en pie y Le dijo:
S. -- ¿No tienes nada que responder? ¿Qué son estos cargos que levantan contra Ti?
C. Pero Jesús callaba. Y el sumo sacerdote Le dijo:
S. -- Te conjuro por Dios Vivo a que nos digas si Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios.
C. Jesús le respondió:
--Tú lo has dicho. Más aún, Yo os digo: Desde ahora veréis que el Hijo del hombre está sentado a la derecha del Todopoderoso y que viene sobre las nubes del cielo.
C. Entonces el sumo sacerdote rasgó sus vestiduras, diciendo:
S. -- Ha blasfemado. ¿Qué necesidad tenemos ya de testigos? Acabáis de oír la blasfemia. ¿Qué decidís?
C. Y ellos contestaron:
S. -- Es reo de muerte.
C. Entonces Le escupieron a la cara y Lo abofetearon; otros Lo golpearon, diciendo:
S. -- Haz de profeta, Mesías; ¿quién Te ha pegado?
C. Pedro estaba sentado fuera en el patio, y se le acercó una criada y le dijo:
S. --También tú andabas con Jesús el Galileo.
C. Él lo negó delante de todos, diciendo:
S. -- No sé qué quieres decir.
C. Y, al salir al portal, lo vio otra y dijo a los que estaban allí:
S. -- Éste andaba con Jesús el Nazareno.
C. Otra vez negó él con juramento:
S. -- No conozco a Ese hombre.
C. Poco después se acercaron los que estaban allí y dijeron a Pedro:
S. -- Seguro; tú también eres de ellos, te delata tu acento.
C. Entonces él se puso a echar maldiciones y a jurar, diciendo:
S. -- No conozco a Ese hombre.
C. Y enseguida cantó un gallo. Pedro se acordó de aquellas palabras de Jesús: «Antes de que cante el gallo, Me negarás tres veces.» Y, saliendo afuera, lloró amargamente.
C. Al hacerse de día, todos los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo se reunieron para preparar la condena a muerte de Jesús. Y, atándolo, Lo llevaron y Lo entregaron a Pilato, el gobernador.
C. Entonces Judas, el traidor, al ver que habían condenado a Jesús, sintió remordimiento y devolvió las treinta monedas de plata a los sumos sacerdotes y ancianos, diciendo:
S. --He pecado, he entregado a la muerte a un inocente.
C. Pero ellos dijeron:
S. --¿A nosotros qué? ¡Allá tú!
C. Él, arrojando las monedas en el templo, se marchó; y fue y se ahorcó. Los sumos sacerdotes, recogiendo las monedas, dijeron:
S. -- No es lícito echarlas en el arca de las ofrendas, porque son precio de sangre.
C. Y, después de discutirlo, compraron con ellas el Campo del Alfarero para cementerio de forasteros. Por eso aquel campo se llama todavía «Campo de Sangre». Así se cumplió lo escrito por Jeremías, el profeta: «Y tomaron las treinta monedas de plata, el precio de uno que fue tasado, según la tasa de los hijos de Israel, y pagaron con ellas el Campo del Alfarero, como me lo había ordenado el Señor.»
C. Jesús fue llevado ante el gobernador, y el gobernador Le preguntó:
S. --¿Eres Tú el Rey de los judíos?
C. Jesús respondió:
--Tú lo dices.
C. Y, mientras Lo acusaban los sumos sacerdotes y los ancianos, no contestaba nada. Entonces Pilato Le preguntó:
S. -- ¿No oyes cuántos cargos presentan contra Ti?
C. Como no contestaba a ninguna pregunta, el gobernador estaba muy extrañado. Por la fiesta, el gobernador solía soltar un preso, el que la gente quisiera. Había entonces un preso famoso, llamado Barrabás. Cuando la gente acudió, les dijo Pilato:
S. -- ¿A quién queréis que os suelte, a Barrabás o a Jesús, a Quien llaman el Mesías?
C. Pues sabía que se Lo habían entregado por envidia. Y, mientras estaba sentado en el tribunal, su mujer le mandó a decir:
S. -- No te metas con ese justo, porque esta noche he sufrido mucho soñando con Él.
C. Pero los sumos sacerdotes y los ancianos convencieron a la gente que pidieran el indulto de Barrabás y la muerte de Jesús.
El gobernador preguntó:
S. -- ¿A cuál de los dos queréis que os suelte?
C. Ellos dijeron:
S. -- A Barrabás.
C . Pilato les preguntó:
S. -- ¿Y qué hago con Jesús, llamado el Mesías?
C. Contestaron todos:
S. -- Qué Lo crucifiquen.
C. Pilato insistió:
S. -- Pues, ¿qué mal ha hecho?
C. Pero ellos gritaban más fuerte:
S. -- ¡Que Lo crucifiquen!
C. Al ver Pilato que todo era inútil y que, al contrario, se estaba formando un tumulto, tomó agua y se lavó las manos en presencia de la multitud, diciendo:
S. -- Soy inocente de esta Sangre. ¡Allá vosotros!
C. Y el pueblo entero contestó:
S. -- ¡Su Sangre caiga sobre nosotros y sobre nuestros hijos!
C. Entonces les soltó a Barrabás; y a Jesús, después de azotarlo, Lo entregó para que Lo crucificaran.
C. Los soldados del gobernador se llevaron a Jesús al pretorio y reunieron alrededor de Él a toda la compañía: Lo desnudaron y Le pusieron un manto de color púrpura y, trenzando una corona de espinas, se la ciñeron a la cabeza y Le pusieron una caña en la mano derecha. Y, doblando ante Él la rodilla, se burlaban de Él, diciendo:
S. -- ¡Salve, Rey de los judíos!
C. Luego Le escupían, Le quitaban la caña y Le golpeaban con ella la cabeza. Y, terminada la burla, Le quitaron el manto, Le pusieron Su ropa y Lo llevaron a crucificar.
C. Al salir, encontraron a un hombre de Cirene, llamado Simón, y lo forzaron a que llevara la cruz. Cuando llegaron al lugar llamado Gólgota (que quiere decir: «La Calavera»), Le dieron a beber vino mezclado con hiel; Él lo probó, pero no quiso beberlo. Después de crucificarlo, se repartieron Su ropa, echándola a suertes, y luego se sentaron a custodiarlo. Encima de Su cabeza colocaron un letrero con la acusación: «Éste es Jesús, el Rey de los judíos». Crucificaron con Él a dos bandidos, uno a la derecha y otro a la izquierda.
C. Los que pasaban Lo injuriaban y decían, meneando la cabeza:
S. -- Tú que destruías el templo y lo reconstruías en tres días, sálvate a Ti mismo; si eres Hijo de Dios, baja de la cruz.
C. Los sumos sacerdotes con los escribas y los ancianos se burlaban también, diciendo:
S. -- A otros ha salvado, y Él no se puede salvar. ¿No es el Rey de Israel? Que baje ahora de la cruz, y Le creeremos. ¿No ha confiado en Dios? Si tanto Lo quiere Dios, que Lo libre ahora. ¿No decía que era Hijo de Dios?
C. Hasta los bandidos que estaban crucificados con Él Lo insultaban.
C. Desde el mediodía hasta la media tarde, vinieron tinieblas sobre toda aquella región. A media tarde, Jesús gritó:
 -- Elí, Elí, lamá sabaktaní.
C. (Es decir:
 -- Dios mío, Dios mío, ¿por qué Me has abandonado?)
C. Al oírlo, algunos de los que estaban por allí dijeron:
S. -- A Elías llama éste.
C. Uno de ellos fue corriendo; en seguida, cogió una esponja empapada en vinagre y, sujetándola en una caña, Le dio a beber.
Los demás decían:
S. -- Déjalo, a ver si viene Elías a salvarlo.
C. Jesús dio otro grito fuerte y exhaló el espíritu.
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(Todos se arrodillan, y se hace una pausa)
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C. Entonces, el velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo; la tierra tembló, las rocas se rajaron. Las tumbas se abrieron, y muchos cuerpos de santos que habían muerto resucitaron. Después que Él resucitó, salieron de las tumbas, entraron en la Ciudad Santa y se aparecieron a muchos.
El centurión y sus hombres, que custodiaban a Jesús, el ver el terremoto y lo que pasaba, dijeron aterrorizados:
S. -- Realmente Éste era Hijo de Dios.
C. Había allí muchas mujeres que miraban desde lejos, aquellas que habían seguido a Jesús desde Galilea para atenderlo; entre ellas, María Magdalena y María, la madre de Santiago y José, y la madre de los Zebedeos.
C. Al anochecer, llegó un hombre rico de Arimatea, llamado José, que era también discípulo de Jesús. Éste acudió a Pilato a pedirle el Cuerpo de Jesús. Y Pilato mandó que Se lo entregaran. José, tomando el Cuerpo de Jesús, Lo envolvió en una sábana limpia, Lo puso en el Sepulcro nuevo que se había excavado en una roca, rodó una piedra grande a la entrada del Sepulcro y se marchó. María Magdalena y la otra María se quedaron allí, sentadas enfrente del Sepulcro.
C. A la mañana siguiente, pasado el día de la Preparación, acudieron en grupo los sumos sacerdotes y los fariseos a Pilato y le dijeron:
S. -- Señor, nos hemos acordado que aquel impostor, estando en vida, anunció: "A los tres días resucitaré." Por eso, da orden de que vigilen el Sepulcro hasta el tercer día, no sea que vayan Sus discípulos, roben el cuerpo y digan al pueblo: "Ha resucitado de entre los muertos. La última impostura sería peor que la primera.”
C. Pilato contestó:
S. --Ahí tenéis la guardia: id vosotros y asegurad la vigilancia como sabéis.
C. Ellos fueron, sellaron la piedra y con la guardia aseguraron la vigilancia del Sepulcro.
Palabra del Señor.
Gloria a Ti, Señor Jesús.
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Se dice Credo..

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Oración de los Fieles
Celebrante:
Oremos a Dios, Autor de nuestra Salvación, y, sabiendo que Jesús es el que viene en Su Nombre para salvarnos de la muerte y del pecado, digámosle:
Te rogamos, óyenos.
...
Celebrante:
Dios y Salvador del mundo, escucha nuestras súplicas confiadas, y haz que la contemplación de los Misterios de nuestra Redención nos haga más sensibles a Tu Voz que nos llama a la Santidad y al compromiso con los pobres y necesitados.
Por Jesucristo nuestro Señor.
Amén.
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Oración sobre las Ofrendas
Que la Pasión de Tu Hijo, actualizada en este Santo Sacrificio que vamos a ofrecerte, nos alcance, Señor, de Tu Misericordia, el perdón que no podemos merecer por nuestras obras. 
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
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Prefacio La Pasión del Señor
El Señor esté con ustedes.
Y con tu espíritu.
Levantemos el corazón.
Lo tenemos levantado hacia el Señor.
Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y Salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre Santo, Dios Todopoderoso y Eterno, por Cristo nuestro Señor. 


El cual siendo inocente, se dignó padecer por los pecadores y fue injustamente condenado por salvar a los culpables; con Su Muerte borró nuestros delitos y, resucitando, conquistó nuestra justificación.
Por eso, Te alabamos con todos los ángeles y Te aclamamos con voces de júbilo, diciendo: Santo, Santo, Santo...
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Antífona de la Comunión Mt 26 42
Padre Mío, si este Cáliz no puede pasar sin que Yo lo beba, hágase Tu Voluntad.
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Oración después de la Comunión
Oremos:

Ven, Señor, en ayuda de Tu pueblo y, ya que nos has iniciado en los misterios de Tu Reino, haz que abandonemos nuestra antigua vida de pecado y vivamos, ya desde ahora, la novedad de la Vida Eterna
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
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