AL
SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS,
………………A TRAVÉS DEL CORAZÓN INMACULADO DE MARÍA
………………A TRAVÉS DEL CORAZÓN INMACULADO DE MARÍA
Los
siguientes mensajes, oraciones y promesas fueron recibidos por una religiosa
Hungara (Hermana Dolores, Elizabeth Krizsan, quien murió en 1998 a la edad de
96 años) quien por su humildad y obediencia quiso permanecer sin ser notada
mientras estuvo en la tierra.
Nuestra Santísima Madre
implora a aquellos que comulgan diariamente o por lo
menos una vez a la semana, que
ofrezcan sus vidas para glorificar la Grandeza de Dios y para la Salvación de
las almas, para que las
almas de los pecadores no se condenen
sino que reciban por lo menos a la hora de la muerte, las Gracias necesarias para
la Salvación.
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ORACIÓN
OFRECIMIENTO
DE VIDA
“Mi amado Jesús, delante de las Personas
de la Santísima Trinidad, delante de nuestra Madre del Cielo y toda la Corte Celestial,
ofrezco según las intenciones de Tu Corazón Eucarístico y las del Inmaculado
Corazón de María Santísima, toda mi vida y mientras viva, todas mis Santas Misas,
Comuniones, buenas obras, sacrificios y sufrimientos, uniéndolos a los Méritos
de Tu Santísima Sangre y de Tu Muerte de Cruz, para adorar a la Gloriosa
Santísima Trinidad, para ofrecerle reparación por nuestras ofensas, por la
unión de nuestra Santa Madre Iglesia, por nuestros sacerdotes, por buenas
vocaciones sacerdotales y por todas las almas hasta el fin del mundo.Recibe, Jesús mío, mi ofrecimiento de vida y concédeme Gracia para perseverar en él fielmente hasta el fin de mi vida. Amén.”
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CINCO PROMESAS DE LA SANTÍSIMA
VIRGEN PARA LOS QUE HACEN EL OFRECIMIENTO DE VIDA
1. Sus nombres estarán escritos en el Corazón de Jesús ardiente de Amor
y en el Corazón Inmaculado de la Virgen María.2. Por su ofrecimiento de vida, unido a los Méritos de Jesús, salvarán a muchas almas de la condenación. El mérito de sus sacrificios beneficiará a las almas hasta el fin de mundo.
3. Nadie de entre los miembros de su familia se condenará aun cuando las apariencias externas lo harían suponer, porque antes de que su alma abandone el cuerpo, recibirán, en lo profundo de su alma, la Gracia del perfecto arrepentimiento.
4. En el día de su ofrecimiento los miembros de su familia que estuvieran en el Purgatorio, saldrán de ahí.
5. En la hora de su muerte estaré a su lado y llevaré sus almas, sin pasar por el Purgatorio, a la Presencia de la Gloriosa Santísima Trinidad donde, en la casa hecha por el Señor, se alegrarán eternamente junto Conmigo.
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“Queridos
hijos vengo hoy deseándoos paz y felicidad, vengo a deciros que oréis, vengo
hoy como Nuestra Señora de la Preciosísima Sangre. Yo soy la Madre de
quienes quieren salvar sus almas y salvar las almas de aquellos que creen
imposible, por eso deben recitar la ofrenda de vida, para haceros apóstoles en sus hogares.
Esta
ofrenda contiene todo lo que os ayudará a salvar vuestras almas, veréis
milagros en vuestros hogares y las cinco Promesas que os doy en ella, veréis gente cambiar que vosotros nunca
pensasteis que podrían cambiar, veréis gente sanada de alcoholismo, drogas,
cáncer.
Os
repito otra vez, los milagros sucederán en vuestros hogares, veréis
conversiones, veréis sanaciones de todo tipo de enfermedades, alcoholismo,
matrimonios serán sanados si solo creéis en esto. Recitad esta simple
fórmula que intento esparcir por todo el mundo, comenzando en Venezuela y que
vaya por toda Latinoamérica y a África donde habrá una renovación de la Iglesia.
Por favor orad por vuestros hermanos y hermanas en Europa, ellos no tienen fe,
la Iglesia está muerta, entristece Mi Corazón, ya que prefieren poner su cruz
en místicos, mediums, cristales y rocas que en los Sacramentos y la Palabra de
Dios. Por favor orad por lo Sacerdotes para que ellos puedan sentir el
llamado del Espíritu Santo y sean capaces de dároslo a vosotros.
Miro en
doquier y no veo la sanación y la fe en la oración que es necesaria para
prevenir una guerra. Si esta guerra se lleva a cabo será catastrófica
para la humanidad.
Hay
muchas, muchas Gracias por venir a esta tierra, pero especialmente a Maracaibo,
que es una tierra, una ciudad que he bendecido y escogido como la base de un
Ministerio de sanación y conversión que irá a través de toda Venezuela y
a Colombia, y a Latinoamérica.
Id a la
confesión, recibid la Eucaristía, rezad el Rosario, leed la Palabra de Dios,
orad unos por otros, leed la ofrenda de vida, y os prometo que triunfaré por
todo este país en contra del dragón rojo que trata de destruir todo
en la Iglesia, quizás empezando por Venezuela, pero fallará…
………………………………Sta. Virgen María
–mensaje dado en Maracaibo, Venezuela, el día 23.2.2007
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Les
pido que recen la
Oración del Ofrecimiento de Vida, 5 veces al día para pedir por sus necesidades y para que sean protegidos. …
………………………………Sta. Virgen María –mensaje dado en Guarico,
Venezuela, el día 26.10.2011
Personalmente
conocí esta oración hace ya muchos años, por intermedio de la web http://www.capillacatolica.org/capilla.html,
En ella se puede leer:
La Santísima Virgen favoreció con abundantes
locuciones y visiones extraordinarias, durante varios años, a sor Natalia
Magdolna (1901-1992) religiosa húngara, nacida cerca de Pozsony (la actual
Eslovaquia) perteneciente a la congregación de Hermanas del Buen Pastor de
Santa María Magdalena en Keeskemet.
…
El padre Jeno Krasznay, director espiritual de sor
María Natalia por algún tiempo, renombrado teólogo europeo y auxiliar del
obispo Isvan Hasz, declaró verídicas estas experiencias místicas, así como las
visiones y mensajes, tras un largo período de investigación y examen.
.
.
La vida espiritual de sor Natalia Magdolna ha sido
recogida en un libro llamado "La Victoriosa Reina del mundo", que
puede leerse on-line, y del que he extraído estos pasajes:
.
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¿Cómo apresurar la victoria de la Reina del Mundo?
Jesús dijo:
–Mi Madre Inmaculada será la Corredentora de esta era
que viene.
–Jesús mío, ¿qué debemos hacer para acelerar la victoria de Nuestra
Madre Inmaculada y nuestra Reina?
–Díganle con frecuencia: “¡Madre Nuestra Inmaculada, muéstranos Tu Poder!”
Cuando repetí esta oración, le pregunté a
nuestra Madre:
– ¿Qué quieres que hagamos hasta que llegue Tu gloriosa era?
El vestido de la Virgen cambió de color. Estaba
cubierto con un velo negro transparente, aunque en su cabeza todavía vi su
triple corona. Su feliz semblante de improviso cambió a una expresión de
profunda tristeza. Dobló sus manos y rogó por el mundo, llamando a todos: “¡Vengan, Mis queridos hijos, y junto Conmigo consuelen
al Padre Celestial que está profundamente ofendido!”
Fue claro para mí que todo el mundo,
en especial modo Hungría, tenía que hacer mucha penitencia, reparación y
sacrificios.
Jesús me explicó en numerosas ocasiones qué es
lo que Él consideraba como reparación y
lo que deseaba que hiciéramos.
1. La
primera forma de entender la reparación es que cada uno se esfuerce por
cambiar su vida.
2. “Yo
redimí al mundo con ayuno y oración durante la noche. Yo pido
ayuno, oración, rezar la Hora Santa, orar en la noche y aguardar con
paciencia los sufrimientos por Mi Amor”.
3. Jesús
nos pide el rezo del Rosario. Vi que
cuando se reza cada cuenta, una Gota de la Sangre de Jesús cae sobre la persona
por quien se dice, o sobre aquellas almas que Jesús quisiera salvar. Esto fue pedido
especialmente por las almas del purgatorio.
4. Jesús
pide en particular la devoción al Corazón Inmaculado de Su Madre.
La oración de la noche
La
Santísima Virgen pide una hora de reparación (Hora Santa) los jueves. Puede hacerse individualmente o en familia, o en comunidad; en la
iglesia ante el Santísimo Sacramento o en el hogar, rezando el Rosario, leyendo
y meditando las Escrituras, poniéndonos en la Presencia de Jesús y de Su Madre
Inmaculada.
Cuando uno se
despierta en la noche, debe tratar de rezar alguna oración antes de volverse a
dormir; mucha gente que no puede dormir en la noche, especialmente personas
mayores, pueden llenar su tiempo con la oración, rezando por las almas que en
esos momentos estén en agonía. La Virgen Madre dijo: “Si más y más almas oran en la noche, la
Llama de Mi Amor crecerá proporcionalmente con el número de los que oran”.
IX
OFRENDA DE AMOR
Una pequeña participación en los sufrimientos de Cristo
Durante el Año Santo Mariano (1983-1984) la
Santísima Virgen me dijo:
–Ustedes, queridos hijos, deben todavía con mayor
fervor compartir los sentimientos del Salvador. Miren con compasión cómo sudó Sangre en el huerto de
los Olivos, miren Sus cadenas, las sogas, cómo fue arrastrado de un juez a
otro, los salivazos en el Rostro, las diferentes torturas, cómo fue azotado, el
manto de burla, la corona de espinas, el peso de la Cruz, Sus caídas y
dolorosos encuentros. De
corazón deben ustedes seguirle para
llegar hasta el monte Calvario y verle allí, desde
que Le quitan Sus vestidos y Lo crucifican. Colgado de la Cruz, empapado en Su Sangre en la agonía,
cuánto dolor, cuánto tormento hasta exclamar: “¡Todo está consumado!”
–Mi Santo Hijo, queridos hijos, realizó la obra de la
Redención. Su Sacrificio reparador era pleno, pero
de él dejó a ustedes también una pequeña participación en cuanto
que elige y
llama a algunas almas a ofrecer en unión íntima con Él, el Sacrificio de su
vida. Comparte con ellas Sus
sufrimientos para Gloria del Padre y el bien de las almas para que ni una sola
de ellas se pierda. Estas almas son almas enteramente entregadas y pueden hacer
mucho para la Gloria de Dios y Salvación de las almas. Mi Santo Hijo encuentra
Su gozo en ellas.
–En el mundo de hoy, hijos Míos, Mi Santo Hijo tiene
cien veces mayor necesidad de corderos para el sacrificio. Pero deben ustedes pensar que la participación en la
obra de la Redención sólo puede consistir en el sacrificio.
Hay que partir desde el huerto de Getsemaní y seguir el camino que recorrió Mi
Santo Hijo. Sin esto no habría méritos ni
ofrenda de vida fecunda.
–Cuanto más pronta es la entrega de un
alma, tanto más glorifica al Padre, y por ello, más almas ayuda a salvar
y será bienhechor de la humanidad
entera. ¡Oh cuántas Gracias puede alcanzar para
la Iglesia y para los sacerdotes! Un alma así coopera eficazmente a
la conversión de los pecadores, al alivio de los enfermos, a la salvación de
los moribundos y para que las almas lleguen a la Patria de la eterna felicidad.
Un alma así realiza, en unión con Mi
Santísimo Hijo, una verdadera obra redentora.
–Con todo corazón y con entera confianza pueden
ustedes, Mis amados hijos, contra con Su Madre Celestial, Quien está siempre
con ustedes para que juntos podamos seguir al Divino Redentor hasta el pie de
la Cruz a donde Su Madre Lo siguió.
– ¡Sean ustedes árboles del Señor que
producen siempre buenos frutos, bendición para la tierra y alegría de todo el
cielo! ¡Bendita sea la Santísima Trinidad, Padre, Hijo y
Espíritu Santo por todos los siglos. Amén!
La Ofrenda de Vida lo compendia todo
He sentido gozo al ver cómo una y otra vez los
fieles que se encontraban en el templo hacían ofrecimiento de su vida movidos
por el celo de mi padre espiritual. Pensaba para mis adentros: ¿Lo estarán
viviendo? ¿Es suficiente entregarse una sola vez? ¿Lo recordarán luego?
Entonces mi Jesús me habló así:
–Si alguien, hija Mía, no hace sino una
sola vez el ofrecimiento de vida, ¿entiendes, hija Mía? una
sola vez, en un momento de Gracia se encendió en su corazón el fuego de
amor heroico, ¡con esto selló toda su vida! Su vida, aunque no piense conscientemente en ello, es ya
propiedad de ambos Sagrados Corazones. Para
Mi Padre no existe el tiempo. La vida del hombre está ante Él como un todo.
Aunque uno haya hecho
otro ofrecimiento, la ofrenda de vida por amor lo compendia todo y está por
encima de ellos. Esta será, pues, la
corona, el aderezo más precioso y el distintivo de su nobleza espiritual en la
Patria Eterna.
A los que tienen la cruz del sufrimiento
La Santísima Virgen dijo:
–Cuando les llega, hijos Míos, un gran
sufrimiento corporal o espiritual y ustedes lo aceptan con espíritu de oblación, eso puede ser fuente de Gracias innumerables.
Pueden pagar con ello los pecados, las omisiones
de toda su vida y cuando ya han cancelado
toda su deuda, pueden ustedes alcanzar, con el restante sufrimiento, llevado
con paciencia, la conversión de los pecadores empedernidos y dar Gloria a Dios.
Las almas salvadas, Gracias a los sufrimientos
aceptados por ustedes, pueden alcanzar incluso la santidad.
–Cuando pesa sobre ustedes la cruz del sufrimiento, sea
por causa de una enfermedad o de un sufrimiento espiritual, recuerden que no son sino peregrinos en la tierra.
Más allá de la tumba, hay un mundo maravillosamente
más bello, que Dios ha preparado para Sus hijos, donde les espera una felicidad
muchísimo mayor que la que merecían debido a sus sufrimientos pacientemente
sobrellevados. En un estado de felicidad que “ojo jamás vio, ni oído nunca oyó”
estarán sumergidas sus almas durante toda una eternidad. Aunque la vida de uno esté llena de sufrimiento, será
siempre muy corta, y se acabará pronto. Alégrense, aun cuando estén sufriendo, porque avanzan
hacia una meta segura y al final del camino les espera el brazo tierno de su
Madre y el amor eterno de la Santísima Trinidad.
–Los llamo a ustedes, Mis queridos hijos, a un apostolado de especial
elección, para que soporten el martirio espiritual por los pecados de los demás, y para que por
medio del sacrificio de sus vidas, ofrecido con gran corazón, Dios pueda derramar
ríos de Su Misericordia. Piensen, Mis queridos
hijos, qué inmensa multitud de almas pueden salvar de la eterna condenación si
llevan con paciencia esa pequeña astilla de la cruz de Mi Santo Hijo, que Él
les ha dado, para que tomando la mano de Su Madre participen ustedes también de
la obra de la Redención. No pidan, hijos
Míos, el sufrimiento; pero acepten
siempre con humilde entrega, aquellos que el Señor les da.
“No
puedo quitar la cruz a las almas escogidas”
Jesús dijo:
–Hijos Míos, apóstoles Míos: las almas necesitan tanto de los sufrimientos aceptados
por ustedes como los enfermos de la medicina. No puedo descargar la cruz de los hombros de ustedes
aunque por momentos les parezca que ya van a caer bajo su peso; porque si la
quitara, se interrumpiría el proceso de curación de las almas y dejaría perecer
a aquellas que todavía pueden ser salvadas. Cuando
se cancela la deuda de una o varias almas o termina su tratamiento curativo
gracias al sufrimiento ofrecido por ellas, entonces quito la cruz por algún
tiempo para que cobre nuevo vigor Mi apóstol, destinado a tan sublime vocación.
–Hijos Míos, una sola alma que se pone sobre
el altar del sacrificio por amor a Mí y a sus hermanos, aumenta cien veces la
Gloria de Mi Padre y la alegría de Mi querida Madre. ¡Levántense, hijos Míos,
con un fervor más intenso! Mi Iglesia
nunca ha tenido una necesidad tan grande de víctimas generosas como ahora...
Hacen falta almas que no estén rumiando sus
propios problemas, sino cuya mirada
esté puesta en los demás buscando cómo puedan ayudarles en lo corporal y en lo
espiritual. Vuelquen sus pensamientos y
su amor desinteresado sobre cómo poder salvar a los infieles y a los pecadores,
porque saben muy bien que no hay nada tan precioso en el mundo como las
almas... ¡Láncense,
hijos Míos, una y otra vez hacia la sagrada meta de salvar las almas! ¡Háganse Santos para que puedan ser verdaderamente Mis
apóstoles revestidos de Cristo ante la faz de Mi Padre!
Mensaje de la Virgen para los que hacen la Ofrenda de Vida
La Santísima Virgen dijo:
–Cuando el Eterno Padre escoge un alma
para darle la Gracia de ser uno de los elegidos, la destina a que ya en la
tierra sea semejante a Su Hijo Unigénito. Y, ¿en qué debe ser semejante a Él? En el amor y en la aceptación de los sufrimientos. Si en esto siguen
ustedes a su Jesús, el Eterno Padre reconocerá en ustedes a Su Santo Hijo.
–Las almas a las cuales el Eterno Padre
escogió para que hagan el ofrecimiento de vida deben esforzarse por salvar el
mayor número de almas para Dios. Lo pueden alcanzar con la oración fervorosa, con
la práctica de la caridad activa y servicial, con la mansedumbre, con
la humildad, con la mortificación, pero sobre todo con la aceptación paciente de los
sufrimientos. Creo que Mi Corazón maternal encontrará entre Mis hijos,
almas que con el ardor de los mártires amen a Dios.
–Aun en tiempo de las más grandes pruebas,
Mis queridos hijos, deben tomar con confianza ilimitada la mano de su Madre.
Juntos vayan ustedes al Corazón Eucarístico de
Jesús que es su fortaleza en su peregrinación terrenal. Así, fortalecidos diariamente por Él, continúan ustedes el camino hacia el
hogar de la eterna felicidad donde en glorioso éxtasis, se reconocerán entre sí
los que hayan hecho de su vida una ofrenda de amor a gloria de Dios y el bien
de las almas.
–Entonces, Mi Santísimo Hijo les va a
estrechar a Su Corazón inflamado de Amor, para sumergirlos en el gozo de la
Unidad de Amor de la Santísima Trinidad, en el estado de la eterna felicidad,
para que puedan alegrarse sin fin en compañía de las almas para quienes con su
generoso ofrecimiento de vida lograron alcanzar la Salvación.
– ¡Amen y tengan confianza, hijos Míos,
porque Dios está con ustedes! El Señor ama la vida de cada alma que hizo la
entrega de sí misma. Precisamente por eso no pongan límite a sus sacrificios. ¡Dar
más, amar mejor! Sea ésta la consigna de su vida.
El Amor Misericordioso de Jesús
En cierta ocasión recibí un libro y leí en él
que nuestro Jesús se quejaba de que las almas caían al infierno como bajan en
invierno los copos de nieve. Al leer esto comencé a ver el mundo que está a mi
alrededor y en espíritu lloré a los pies de Jesús. Entonces Jesús me dijo:
–No llores, porque esto viene del maligno
espíritu que quiere denigrar el Amor Misericordioso de mi Padre. Entiende, hija Mía. Si las almas cayeran al infierno como caen los copos de
nieve en invierno, Mi Padre jamás
hubiera creado al hombre. Pero lo creó
porque quiso derramar sobre sus creaturas la felicidad de la Santísima
Trinidad.
–Es verdad que el hombre cometió el pecado con su desobediencia, pero Mi Padre envió al Hijo, quien con Su obediencia
lo reparó todo. Sólo caen en las
tinieblas exteriores aquellas almas que hasta el último momento de su
existencia rechazan a Dios. Pero el
alma que antes de abandonar el cuerpo sólo dijera con arrepentimiento: “¡Dios mío,
sé misericordioso conmigo!”, ya se
ha librado de las tinieblas exteriores.
–Pero mira, hija Mía, el Amor Misericordioso de Mi Padre alcanza incluso a los
pecadores empedernidos. Por eso pido el ofrecimiento de
vida que, cual sacrificio unido a
Mi cruento Sacrificio, alcanza que la Justicia Divina sea satisfecha
y de esta manera pueda haber misericordia también para los empedernidos, al menos en el último día o último momento de su vida. Por eso convocaré una multitud de almas entregadas
para esta pesca apostólica de almas”.
Oración de Ofrecimiento de
Vida
Mi
amable Jesús, delante de las Personas de la Santísima Trinidad, delante de
Nuestra Madre del Cielo y toda la Corte celestial, ofrezco, según las intenciones
de tu Corazón Eucarístico y las del Inmaculado Corazón de María Santísima, toda
mi vida, todas mis santas Misas, Comuniones, buenas obras, sacrificios y
sufrimientos, uniéndolos a los méritos de tu Santísima Sangre y tu muerte de
cruz: para adorar a la Gloriosa Santísima Trinidad, para ofrecerle reparación
por nuestras ofensas, por la unión de nuestra santa Madre Iglesia, por nuestros
sacerdotes, por las buenas vocaciones sacerdotales y por todas las almas hasta
el fin del mundo.
Recibe,
Jesús mío, mi ofrecimiento de vida y concédeme gracia para perseverar en él
fielmente hasta el fin de mi vida. Amén.
Jaculatorias de arrepentimiento
Jesús mío, ¡Te amo sobre
todas las cosas!
.
Por amor a Ti, me
arrepiento de todos mis pecados.
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Me duelen también los
pecados de todo el mundo.
.
¡Oh Amor misericordioso!,
en unión con nuestra Madre Santísima y con su Corazón Inmaculado, Te suplico a
Ti perdón de mis pecados y de todos los pecados de los hombres, mis hermanos,
hasta el fin del mundo!
.
¡Mi amable Jesús!, en
unión a los méritos de Tus Sagradas Llagas, ofrezco mi vida al Eterno Padre,
según las intenciones de la Virgen Santísima Dolorosa.
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¡Virgen María, Reina del
Universo, Intercesora de la Humanidad y esperanza nuestra, ruega por nosotros!
Cinco promesas de la Santísima Virgen para los que hacen el Ofrecimiento
de Vida
1. Sus nombres estarán inscritos en el Corazón de Jesús, ardiente de amor,
y en el Corazón Inmaculado de la Virgen María.
2. Por su ofrecimiento de vida, unido a los méritos de Jesús, salvarán a
muchas almas de la condenación. El mérito de sus sacrificios beneficiará a las
almas hasta el fin del mundo.
3. Nadie de entre los miembros de su familia se condenará, aunque por las apariencias externas así parezca, porque antes de que
el alma abandone el cuerpo, recibirá en lo profundo de su alma, la gracia del
perfecto arrepentimiento.
4. En el día de su ofrecimiento, los miembros de su familia que estuvieran
en el purgatorio, saldrán de ahí.
5. En la hora de su muerte estaré a su lado y llevaré sus almas, sin pasar
por el purgatorio, a la presencia de la Gloriosa Santísima Trinidad, donde en
la casa hecha por el Señor, se alegrarán eternamente junto Conmigo.
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Mensaje a las madres del mundo (1986)
La Santísima Virgen dijo:
–En el corazón de muchas madres arde el
dolor. Se les oprime el corazón, por el
estado espiritual de sus hijos, por
su conducta inmoral, por el destino de su vida más allá de la muerte. Por amor hacia ellas, movida de compasión, alcancé con Mis
ruegos las cinco promesas. Que se
consuelen, que ofrezcan con una entrega total todos los sucesos de su vida,
porque el sacrificio ofrecido por los demás
produce frutos de salvación para las almas. Además,
no es posible aventajar el Amor misericordioso de Dios.
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Los hijos más queridos de la Virgen (1986)
La Santísima Virgen dijo:
–Den a conocer, hijos Míos, las grandes Gracias
que aporta el ofrecer la vida por amor: a quienes sufren mucho en cuerpo y alma, a los enfermos
incurables, a los que están impedidos de moverse, a los que yacen postrados en
el lecho. Anúncienles que no sufren en vano. Divisa de oro es para toda la humanidad, y para ellos
mismos, porque alcanza a tener en su alma y en su corazón, paz, fuerza y
alivio, al pensar que por la aceptación paciente de sus sufrimientos, gran gozo
y felicidad les espera en el Cielo.
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El alma escogida
Esta petición de nuestra Santísima Madre, por
la Gracia del Señor, ya la estoy practicando desde hace mucho tiempo, y he
experimentado en qué gran medida han sentido alivio los enfermos graves, cuando
a la luz de la Gracia han podido comprender los grandes beneficios que reciben
por la aceptación y la donación de sí mismos.
Visitaba en los hospitales a los enfermos
graves, especialmente a aquellos a quienes ni sus propios familiares les iban a
ver y a aquellos que han perdido su contacto con los familiares. El mayor
sufrimiento lo encontraba en los enfermos que padecían de cáncer o estaban
postrados en el lecho. La mayoría de ellos estaban conscientes de que su
enfermedad era incurable, y por ello ya no tenía sentido para ellos la vida.
Creían que ya no podían ser útiles a nadie.
Pero cuando lograron comprender:
– que son ellos los hijos más queridos de
la Santísima Virgen,
– que en ellos el Señor Jesús está
buscando compañeros,
– que Jesús los llama a que unan sus
sufrimientos con los sufrimientos de Su Sacrificio en la Cruz continuando Su
Redención,
– que ellos son los verdaderos tesoros de
la Iglesia,
– que con sus sufrimientos pueden salvar
almas,
– que pueden alcanzar santas vocaciones
sacerdotales,
– que pueden contribuir a que se
establezca la paz en el mundo,
– que por medio de sus sufrimientos pueden
reparar los pecados propios y ajenos,
– que a la hora de su muerte llegarían
–sin pasar por el purgatorio- al Reino de los Cielos: entonces, al tomar conciencia de esto, la Gracia
trabajaba admirablemente en ellos. Lloraban de alegría al ver cuánto los
ama Dios y la Santísima Virgen. Habían creído que Dios estaba enfadado con
ellos y tomaban su sufrimiento como castigo. Había quienes no creían que existe
Dios y pensaban en quitarse la vida. Cuando reconocieron qué gran Gracia se
esconde en hacer el ofrecimiento de vida y que la creatura no puede dar más a
su Creador, han experimentado un gran cambio. Se volvieron pacientes y su
estado general mejoró. La enfermera no pudo menos de notar la tranquilidad de
los enfermos, su nuevo y hermoso comportamiento. Han llegado a ser santos
ocultos del Señor y han mantenido su ofrecimiento fielmente hasta el fin.
Unos recuperaron la salud, otros murieron santamente.
Oramos cada noche junto con nuestra bondadosa y
dulce Madre Celestial para que aumente el número de los que tienen la Gracia de
ofrecer sus vidas por amor, la cual les dará alivio, paz, tranquilidad y fuerza
para soportar el sufrimiento de la tierra, y la eterna bienaventuranza en el Cielo.
Nuestra Madre Celestial ora también por aquellos a quienes ha llegado ya la Gracia de ofrecer su vida,
para que perseveren en ella fielmente, con fe viva, hasta la muerte.
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Oración recomendada por la Santísima Virgen a los enfermos
Jesús
mío, sé que Tú me amas. Aquel a quien Tú amas está enfermo. Si es posible, pase
de mí este cáliz de sufrimiento. Pero añado yo también aquello que Tú dijiste
en el huerto de Getsemaní: “No se haga mi voluntad, sino la Tuya”.
Fortaléceme
y consuélame, Jesús mío. Madre nuestra, Virgen Santísima, Tú
que curas a los enfermos, ruega por mí ante Tu Santo Hijo. Amén.
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Oración a la Victoriosa Reina del Mundo (1986)
“¡Virgen Madre
nuestra,
Victoriosa
Reina del Mundo,
muéstranos
Tu Poder!”
El Señor Jesús nos pide que recemos con gran fe
y con frecuencia esta oración, y especialmente ahora que estamos viviendo en el
tiempo de María, cuando la “plenitud de los tiempos” vendrá pronto y Ella podrá
darnos de nuevo a su Hijo. Como Dios, el Salvador, redimió al mundo con la
asistencia de la Virgen, así será también ahora: a través de María Él salvará
al mundo, ahora sumergido en el pantano del pecado, de la merecida
aniquilación.
–Repito de nuevo –dice Jesús-, ¡regocíjate,
recen y tengan fe! El mundo se inclinará ante la orden de Mi Madre Inmaculada, el crimen y el pecado cesarán, las puertas del
infierno se cerrarán y el correr de la sangre se detendrá. La felicidad de la llegada de la nueva era llenará el Cielo y la
tierra, la humanidad Me adorará y Me bendecirá y vivirá en Mi Amor.
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Acerca de la venida de la Santísima Virgen
El 25 de enero de 1986 yo, persona indigna,
recibí una Gracia inesperada. Como un aviso anticipado, pude ver los acontecimientos celestiales
que sucederían más tarde. Lo que vi fue sorprendentemente hermoso pero al mismo
tiempo despertó en mí un sagrado temor. El Señor me permitió ver un hermoso
globo rojizo, cuyo tamaño era más o menos el de la cabeza de un niño (visto de
una gran distancia), el cual viajaba en una nube transparente. Venía del
oriente y se detuvo por unos segundos sobre Hungría. La esfera entonces se
abrió y de ella salió nuestra Madre como Reina del Mundo. Miró a Hungría, Su
heredad, y derramó Gracias con abundancia sobre Sus hijos húngaros. Todos
podían verla y eso fue una de Sus Gracias. Los corazones de la gente ardieron
de amor a Dios y al prójimo, movidos a hacer penitencia y con sus almas libres
de la carga del pecado. En ese momento todos habían caído en el polvo de sus
pecados y sus manos y sus ojos se volteaban hacia el Cielo pidiendo
misericordia. La Gracia tocó los corazones de todos pero no todos la aceptaron.
Repito, esta visión es la
precursora del gran milagro prometido al mundo. Por eso nuestra Madre del Cielo voló sobre
nosotros, viajando luego más lejos, al lugar de la Gracia prometida, del gran
milagro. El globo viajaba extremadamente lento hacia su destino…
Ahora en 1986 Jesús me dijo:
– ¡Confíen, hijos Míos, el Padre Celestial
levantó Su misericordiosa mano sobre ustedes para bendecirlos! Yo, la
Misericordia de Dios, y Mi Madre Inmaculada, “la Omnipotencia Suplicante”, detuvimos la mano de Mi Padre que ya estaba pronta para
castigar al mundo sumergido en el pecado. El
Padre ha tenido Misericordia del mundo a través del Corazón Inmaculado de Mi
Madre.
– ¡Hijos Míos! –continuó Jesús-,
ustedes también verán la gloriosa llegada de Mi
Madre Inmaculada. Deseo que todos Mis
hijos sepan esto. Dondequiera que estén, de día o de noche,
caminando o trabajando, estén pendientes de la llegada de su Madre
Inmaculada. Espérenla con alegría, implórenla con amor ardiente.
Preparen Su entrada con hosannas, cubran
Su camino con Avemarías y sacrificios.
.
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En el cumpleaños de Sor Natalia (31 de enero de 1987)
En la noche de mis ochenta y seis años, di
gracias a Dios por mi larga vida. Le dije:
–Si no me hubieras llamado de mi hogar cuando era una niña, ahora mi
corazón no padecería, mis lágrimas no brotarían de mis ojos a causa de los
muchos pecados que he cometido y que Te han causado dolor.
No esperaba ninguna respuesta pero Jesús me
dijo:
–Querida hija, tu madre te concibió en pecado. Yo, en Mi misericordioso Amor y Gracia, te di la Vida en
el Sacramento del Bautismo. El Bautismo
fue el Sacramento purificador y santificador de tu renacimiento. Tú
renaciste en Mi Espíritu de Gracia. Desde este momento, sin
saberlo, tú vives en Mí como una niña. Te protejo y te amo porque eres
tan pequeña. Todo lo que te ha sucedido durante estos ochenta y seis años fue
por Obra y Gracia de Mi Divino Amor. Por esta obra de Mi Amor tú tienes que
alegrarte y bendecirme. Y si sientes que tu alma se debilita, lee entonces una
y otra vez las palabras Mías que pusiste por escrito.
“¡Alégrate
Conmigo, ya que te di Mi Corazón!
¡Ámame,
porque he derramado en ti con abundancia Mi Amor desde tu nacimiento y te he
cortejado sin cesar!
¡He
infundido Mi Divino Espíritu dentro de tu alma! ¡Alábame con veneración y vive
siempre en Mí con alabanza!
Bendije
tu cuerpo, con el que Me servirás con amor día y noche. Me di totalmente a ti
en Mi Divinidad y en Mi Humanidad, de modo que nunca puedes tener necesidad de
nada”.
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Jesús continuó:
–Querida hija, ruega por los sacerdotes,
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………………………………………………… http://www.diosjesustehabla.com/SorMagdolna/home_sormagdolna_.htm
Fuentes imágenes:…
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