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DIAS DE PRECEPTO
Los días de precepto son solemnidades de la Iglesia en que hay obligación de participar en la Santa Misa.
Los días de precepto son solemnidades de la Iglesia en que hay obligación de participar en la Santa Misa.
Catecismo de la Iglesia Católica nº 2177
La Celebración dominical del Día y de la Eucaristía
del Señor tiene un papel principalísimo en la vida de la Iglesia. "El domingo en el que se celebra el Misterio Pascual,
por tradición apostólica, ha de observarse en toda la Iglesia como fiesta primordial de precepto" (CIC, can. 1246,1).
"Igualmente
deben observarse los días de
Navidad, (25.12)
Epifanía, (6.1)
Ascensión, (Séptimo Domingo de Pascua)
Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo, (jueves
después de la Santísima Trinidad)
Santa María Madre de Dios, (1.1)
Inmaculada Concepción y (8.12)
Asunción, (15.8)
San José, (19.3)
Santos Apóstoles Pedro y Pablo (29.6)
y, finalmente, Todos los
Santos" (1.11)
(CIC, can. 1246,1).
Catecismo
de la Iglesia Católica nº 2181
La Eucaristía del
Domingo fundamenta y ratifica toda la práctica cristiana. Por eso los fieles están obligados a
participar en la Eucaristía los días de precepto,
a no ser que estén excusados por una razón seria (por ejemplo, enfermedad, el
cuidado de niños pequeños) o dispensados por su pastor propio
(cf CIC, can. 1245). Los que
deliberadamente faltan a esta obligación cometen un pecado grave.
LIBRO
IV DE LA FUNCION DE SANTIFICAR LA IGLESIA
- PARTE III DE LOS TIEMPOS Y LUGARES SAGRADOS
- TÍTULO II DE LOS TIEMPOS SAGRADOS (Cann. 1244 – 1253)
- CAPÍTULO I DE LOS DÍAS DE FIESTA
§ 2. Sin embargo, la Conferencia Episcopal, previa aprobación de la Sede Apostólica, puede suprimir o trasladar a domingo algunas de las fiestas de precepto.
1247 El domingo y las demás fiestas de precepto los fieles tienen obligación de participar en la Misa; y se abstendrán además de aquellos trabajos y actividades que impidan dar culto a Dios, gozar de la alegría propia del día del Señor, o disfrutar del debido descanso de la mente y del cuerpo.
1248 § 1. Cumple el precepto de participar en la Misa quien asiste a ella, dondequiera que se celebre en un rito católico, tanto el día de la fiesta como el día anterior por la tarde.
§ 2. Cuando falta el ministro sagrado u otra causa grave hace imposible la participación en la Celebración Eucarística, se recomienda vivamente que los fieles participen en la liturgia de la Palabra, si ésta se celebra en la iglesia parroquial o en otro lugar sagrado conforme a lo prescrito por el Obispo diocesano, o permanezcan en oración durante el tiempo debido personalmente, en familia, o, si es oportuno, en grupos familiares.
Fuente:….. http://www.vatican.va/archive/catechism_sp/index_sp.html
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Solemnidades del Señor |
Solemnidades de la Santísima Virgen
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Otras solemnidades
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Solemnidades obligatorias y
fiestas durante el Año Litúrgico
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Navidad, Cuaresma y Pascua
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Tiempo Ordinario
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Natividad del Señor
25.12
Sagrada
Familia (primer domingo
posterior a Navidad)
Santa María, Madre de Dios 1.1
Santísimo
Nombre de Jesús 3.1
fiesta
Epifanía 6.1
Bautismo de Jesús primer
domingo posterior a Epifanía fiesta
Presentación
del Señor 2.2
fiesta
Virgen
de la Candelaria 2.2
fiesta
Nuestra
Señora de Lourdes 11.2
fiesta
Santo
Rostro martes
contiguo al Miércoles de Ceniza
Miércoles
de Ceniza
San José, esposo de la Virgen María
19.3
La
Anunciación del Señor 25.3
Solemnidad
Domingo de Ramos
Jueves
Santo
Viernes
Santo
Sábado
Santo Vigilia Pascual
Pascua de Resurrección
Divina
Misericordia (2º domingo de
Pascua)
Ascensión del Señor (7º
domingo de Pascua)
Pentecostés
(8º domingo de
Pascua)
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Santísima Trinidad (domingo posterior a Pentecostés)
Corpus Christi (jueves posterior a la Santísima.
Trinidad)
Sagrado
Corazón de Jesús (viernes
posterior a Corpus) Solemnidad
Inmaculado Corazón Maria (sábado posterior
a Corpus
Virgen
de Fátima
13.5
fiesta
Natividad
de San Juan Bautista
24.6 Solemnidad
Reina
de la Paz 25.6
fiesta
San Pedro y San Pablo, Apóstoles
29.6
Preciosa
Sangre de Cristo 1.7 fiesta
Nuestra
Señora del Carmen 16.7
fiesta
Asunción de la Virgen María
15.8
Santa
Maria Virgen, Reina 22.8
fiesta
Natividad de la Virgen Maria 8.9 fiesta
Nuestra
Señora de los Dolores 15.9
fiesta
Nuestra
Señora del Rosario 7.10
fiesta
Todos los Santos 1.11
Inmaculada Concepción
8.12
Santísima
Virgen de Guadalupe 12.12
fiesta
Jesucristo, Rey del Universo
(último domingo del año litúrgico)
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TERCER MANDAMIENTO DE LA LEY DE
DIOS: SANTIFICARÁS
LAS FIESTAS.
1. Santificar las fiestas es oír Misa entera y no trabajar sin verdadera necesidad .
El día más grande del año es el domingo de la Resurrección del Señor. Todos los domingos son una conmemoración de este gran día de Pascua.
En el Antiguo Testamento el día de fiesta era el sábado.
Pero los Apóstoles lo trasladaron al domingo porque en este día resucitó Nuestro Señor .
En los Hechos de los Apóstoles se nos cuenta que los cristianos se reunían los domingos para celebrar la Eucaristía.
1. Santificar las fiestas es oír Misa entera y no trabajar sin verdadera necesidad .
El día más grande del año es el domingo de la Resurrección del Señor. Todos los domingos son una conmemoración de este gran día de Pascua.
En el Antiguo Testamento el día de fiesta era el sábado.
Pero los Apóstoles lo trasladaron al domingo porque en este día resucitó Nuestro Señor .
En los Hechos de los Apóstoles se nos cuenta que los cristianos se reunían los domingos para celebrar la Eucaristía.
El precepto de oír Misa
consiste en asistencia
personal a la iglesia.
No satisface el precepto quien la oye por televisión. Así lo recordó Juan Pablo II en su colosal documento «Dies Domini», (El día del Señor) publicado el 31 de mayo de 1998, domingo de Pentecostés.
Aunque oír Misa por televisión siempre será unan cosa laudable, pero no suple la obligación de ir a oírla personalmente, a no ser que haya una causa excusante.
Además de la presencia física es necesario estar presente también mentalmente, es decir, atendiendo.
Una distracción voluntaria puede ser pecado, si es prolongada. Las distracciones involuntarias no son pecado.
El precepto es de oír Misa entera, pero omitir una pequeña parte, al principio o al final, no es pecado grave.
Lo mejor es oírla desde que sale el sacerdote hasta que se retira. Al que llega después de haber empezado el Evangelio, esa Misa no le vale.
El precepto de oír Misa el Domingo puede cumplirse el sábado por la tarde.
Lo mismo en las vísperas de las demás fiestas de precepto.
Cuando hay dos fiestas de precepto seguidas, hay que oír Misa por cada día, en las horas oportunas.
Decir que lo mismo da ir a Misa el domingo que el lunes es como decir que lo mismo da ir a felicitar a tu padre porque es su santo, el día que acude toda la familia, o tres días después porque es más cómodo para ti.
No satisface el precepto quien la oye por televisión. Así lo recordó Juan Pablo II en su colosal documento «Dies Domini», (El día del Señor) publicado el 31 de mayo de 1998, domingo de Pentecostés.
Aunque oír Misa por televisión siempre será unan cosa laudable, pero no suple la obligación de ir a oírla personalmente, a no ser que haya una causa excusante.
Además de la presencia física es necesario estar presente también mentalmente, es decir, atendiendo.
Una distracción voluntaria puede ser pecado, si es prolongada. Las distracciones involuntarias no son pecado.
El precepto es de oír Misa entera, pero omitir una pequeña parte, al principio o al final, no es pecado grave.
Lo mejor es oírla desde que sale el sacerdote hasta que se retira. Al que llega después de haber empezado el Evangelio, esa Misa no le vale.
El precepto de oír Misa el Domingo puede cumplirse el sábado por la tarde.
Lo mismo en las vísperas de las demás fiestas de precepto.
Cuando hay dos fiestas de precepto seguidas, hay que oír Misa por cada día, en las horas oportunas.
Decir que lo mismo da ir a Misa el domingo que el lunes es como decir que lo mismo da ir a felicitar a tu padre porque es su santo, el día que acude toda la familia, o tres días después porque es más cómodo para ti.
2. Quedan excusados
de ir a Misa los que tienen algún impedimento: una enfermedad que no
permita salir de casa, un viaje que no te dé tiempo de oírla, el vivir lejos de
la iglesia más cercana, una ocupación que no puede abandonarse, por ejemplo:
los que cuidan enfermos y no tienen quien los sustituya.
3. Los
domingos y fiestas de precepto hay que
abstenerse de los trabajos que impiden dar culto a Dios. A no ser que sean necesarios para el Servicio Público, o
no se puedan aplazar por circunstancias imprevistas o por ser urgentes.
Está permitido trabajar en obras de caridad y apostolado.
Está permitido trabajar en obras de caridad y apostolado.
4. Para santificar las fiestas es
necesario, lo primero, cumplir con el precepto de oír Misa y de no trabajar sin
necesidad.
Pero luego hay que evitar toda diversión que suponga una ofensa de Dios.
La palabra «Domingo» significa «Día del Señor», hay que evitar convertirlo en día de satanás.
Se puede emplear las fiestas en participar más de la vida de familia, instruyéndose en Religión y en cultura, descansando con distracciones sanas y honestas, saliendo de excursión, haciendo deporte, etc.; pero no dedicándose a profanarlas con diversiones pecaminosas.
Es necesario buscar el modo de pasar las fiestas distraídamente, pero sin ofender a Dios.
Las obras de misericordia, las visitas a enfermos, a necesitados, y las obras de apostolado que existen en la parroquia, además de distraerte, son un modo muy provechoso de pasar parte de las fiestas.
5. Los libros buenos pueden ser también un provechoso descanso para los domingos y días de fiesta.
Pero luego hay que evitar toda diversión que suponga una ofensa de Dios.
La palabra «Domingo» significa «Día del Señor», hay que evitar convertirlo en día de satanás.
Se puede emplear las fiestas en participar más de la vida de familia, instruyéndose en Religión y en cultura, descansando con distracciones sanas y honestas, saliendo de excursión, haciendo deporte, etc.; pero no dedicándose a profanarlas con diversiones pecaminosas.
Es necesario buscar el modo de pasar las fiestas distraídamente, pero sin ofender a Dios.
Las obras de misericordia, las visitas a enfermos, a necesitados, y las obras de apostolado que existen en la parroquia, además de distraerte, son un modo muy provechoso de pasar parte de las fiestas.
5. Los libros buenos pueden ser también un provechoso descanso para los domingos y días de fiesta.
Libros que formen tu carácter, que
completen tus conocimientos, tu cultura, tu formación religiosa.
«Debe advertirse a los fieles la
necesidad de leer y difundir la prensa católica para conseguir un criterio
cristiano sobre todos los acontecimientos».
Hay que tener mucho cuidado con los libros que pervierten las ideas y costumbres.
Si alguno de éstos viene a nuestras manos, debemos destruirlo para que no haga daño a nadie.
Hay que tener mucho cuidado con los libros que pervierten las ideas y costumbres.
Si alguno de éstos viene a nuestras manos, debemos destruirlo para que no haga daño a nadie.
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ARTÍCULO
3La Iglesia, madre y maestra
II. Los mandamientos de la Iglesia
2041 Los mandamientos de la Iglesia se sitúan en la línea de una vida moral referida a la vida litúrgica y que se alimenta de ella. El carácter obligatorio de estas leyes positivas promulgadas por la autoridad eclesiástica tiene por fin garantizar a los fieles el mínimo indispensable en el espíritu de oración y en el esfuerzo moral, en el crecimiento del amor de Dios y del prójimo.
2042 El primer mandamiento («oír Misa entera los domingos y demás fiestas de precepto y no realizar trabajos serviles») exige a los fieles que santifiquen el día en el cual se conmemora la Resurrección del Señor y las fiestas litúrgicas principales en honor de los Misterios del Señor, de la Santísima Virgen María y de los santos, en primer lugar participando en la Celebración Eucarística en la que se congrega la comunidad cristiana y descansando de aquellos trabajos y ocupaciones que puedan impedir esa santificación de esos días (cf CIC can 1246-1248; CCEO can. 881, 1.2.4).
El segundo mandamiento («confesar los pecados mortales al menos una vez al año») asegura la preparación a la Eucaristía mediante la recepción del Sacramento de la Reconciliación (confesión), que continúa la obra de conversión y de perdón del Bautismo (cf CIC can. 989; CCEO can. 719).
El tercer mandamiento («recibir el Sacramento de la Eucaristía al menos por Pascua») garantiza un mínimo en la recepción del Cuerpo y la Sangre del Señor en conexión con el tiempo de Pascua, origen y centro de la liturgia cristiana (cf CIC can. 920; CCEO can. 708-881, 3).
2043 El cuarto mandamiento («abstenerse de comer carne y ayunar en los días establecidos por la Iglesia») asegura los tiempos de ascesis y de penitencia que nos preparan para las fiestas litúrgicas y para adquirir el dominio sobre nuestros instintos, y la libertad del corazón (cf CIC can. 1249-1251; CCEO can. 882).
El quinto mandamiento («ayudar a la Iglesia en sus necesidades») enuncia que los fieles están obligados de ayudar, cada uno según su posibilidad, a las necesidades materiales de la Iglesia (cf CIC can. 222).
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