Esta noticia que aparece en la sección de ciencia del
diario digital español El Mundo, me llamó mucho la atención, ya que atestigua
un hecho que yo desconocía completamente y del que no había oído hablar antes…
Crónicas del Cosmos
75 años de la aurora de la Guerra
Civil
Una aurora boreal roja. | NASA / Tobias Billings
Rafael
Bachiller | Madrid
Actualizado jueves 24/01/2013 12:02 horas
El astrónomo Rafael Bachiller nos descubre en esta serie los fenómenos
más espectaculares del Cosmos. Temas de palpitante investigación, aventuras
astronómicas y novedades científicas sobre el Universo analizadas en
profundidad.
El 25 de enero de 1938, hace ahora 75 años, tuvo lugar una gran aurora boreal que fue visible desde toda Europa.
España, en plena guerra civil, vivió el acontecimiento entre la sorpresa, el
desconcierto y el miedo.
Desde el Sol sopla un continuo viento de partículas que barre la órbita
de la Tierra según se propaga hacia los confines del sistema solar. En épocas
de actividad, en el Sol surgen violentas fulguraciones y eyecciones de masa
coronal que incrementan enormemente la cantidad de materia transportada por
este viento solar. Se trata de partículas con carga eléctrica (electrones y
protones) que, cuando alcanzan nuestro planeta, penetran en la atmósfera por
los polos siguiendo las líneas del campo magnético terrestre.
El viento solar y la magnetosfera terrestre | NASA
Cuando se propagan por nuestra atmósfera, estas partículas llegadas
del Sol colisionan con los átomos y moléculas atmosféricos transmitiendo
parte de su energía, haciéndolos pasar a lo que en física se conoce como
'estados electrónicos excitados'. Como todos los sistemas tienden a un estado
de mínima energía, los átomos y moléculas de la atmósfera se liberan de su
exceso energético emitiendo luz de colores. El oxígeno emite luz verde,
amarilla y roja, mientras que el nitrógeno emite luz azul.
Esta luminiscencia constituye uno de los espectáculos naturales más
bellos en el cielo nocturno: las auroras polares. Debido a su mecanismo de
formación, las auroras se dan en zonas próximas a los polos terrestres, suelen
formarse en anillos irregulares, entre 65 y 75 grados de latitud, que se
denominan 'zonas aurorales'. Groenlandia, Laponia, Alaska, la Antártida, son
algunos de los lugares donde las auroras son comunes. En el hemisferio norte
las auroras reciben el nombre de ‘boreales’ y ‘australes’ en el sur.
Auroras cerca del ecuador
Una aurora boreal en Alaska. | Joshua Strang/USAF
Cuando el Sol pasa por un periodo de intensa actividad y origina
eyecciones particularmente violentas, los anillos aurorales pueden extenderse
hacia latitudes mucho más próximas al ecuador. Las auroras a tan bajas
latitudes son raras, pero hay numerosos casos bien documentados. En
setiembre de 1859 pudo verse una bella aurora desde Hawái y en 1909 se divisó
una desde Singapur. En fecha tan reciente como el 20 de noviembre de 2003,
hubo una aurora boreal que se observó desde gran parte de Europa. También en
España las auroras son muy raras, tan sólo se alcanza a ver unas cuantas de
ellas por siglo.
La aurora de la guerra
El 25 de enero
de 1938, en plena guerra civil, tuvo lugar una aurora boreal que fue visible desde
toda la península.
La luz predominantemente
rojiza, ocasionada por el helio y el oxígeno atmosféricos a baja
altitud, presentó su
máximo entre las 20 horas y las 3 h de la madrugada del día 26.
Los testimonios son muy numerosos. Paco Bellido en su blog 'El beso de la Luna' refiere alguno de ellos, destacando el relato de José Luis Alcofar en
su libro 'La aviación legionaria en la Guerra Española'. Según Alcofar, en
Barcelona después de un día de intenso bombardeo, la moral de la tropa se
vio muy afectada por la aparición de esas luces inusitadas. Juan José
Amores Liza, en este artículo, transcribe varios
testimonios recogidos en Alicante. El diario ABC del día 26 informó que en
Madrid se pensó que se trataba de un incendio lejano. Como desde la ciudad la
aurora se veía hacia el noroeste, se pensó que ardían los montes del Pardo.
Pero pronto se dedujo, por la altura y gran extensión de la luz, que se trataba
de un fenómeno meteorológico.
Una
aurora roja en Niza, 2001. | L. Bernardi, spaceweather.com
El padre Luis Rodés, por entonces director del Observatorio del Ebro,
publicó una nota explicativa en La Vanguardia del día 27 describiendo la aurora
como un 'gigantesco abanico abierto hacia el cielo… [de] intenso fulgor
rosáceo, atravesado por multitudes de bandas de luz más blancas y brillantes,
cual si procediesen de potentes reflectores enfocados hacia el cénit…'
En muchos otros lugares de
Europa, desde París a Viena y desde Escocia hasta Sicilia, la aparición de la
aurora provocó abundantes anécdotas. En numerosos
lugares se avisó a los bomberos, por creer que se trataba de un incendio. El fenómeno también se avistó en
las Bermudas, donde se pensó que era un barco en llamas. En EEUU la tormenta solar
paralizó las comunicaciones de radio por onda corta.
En algunos sectores
católicos, la aurora de 1938 se asoció con una profecía de la Virgen de
Fátima. En el segundo misterio, revelado por los niños que
dijeron haberlo recibido de la Virgen el 13 de julio de 1917, puede leerse: 'Cuándo ustedes vean una noche
iluminada por una luz desconocida, sepan que esto es el gran signo dado a
ustedes por Dios que Él está a punto de castigar al mundo por sus crímenes, por
medio de la guerra, el hambre,..'. Naturalmente hubo quien vio en la
aurora el gran signo que anunció la segunda guerra mundial y por ello, esta
tormenta solar se conoce a veces como la 'tormenta de Fátima'.
Más allá de las interpretaciones religiosas y exégesis meramente
supersticiosas, la aurora de 1938 supuso un hito peculiar en la guerra civil
española. Un fugaz paréntesis que quizás sirvió para que las gentes elevasen
los ojos al cielo, fascinados unos, asustados otros, pensando muchos que hasta
los cielos se enfurecían por la barbarie de la guerra.
También interesante
- El viento solar es muy tenue, su densidad es de unos 5 iones por centímetro cúbico. Estas partículas cargadas viajan a velocidades de unos 2.000.000 de kilómetros por hora.
- Las auroras no son fenómenos exclusivos de la Tierra. En los planetas gigantes Júpiter y Saturno, que poseen campos magnéticos más intensos que el terrestre, también se han observado espectaculares auroras polares.
- La aurora del 25 de enero de 1938, así como la gran mancha solar que la precedió, fue descrita en varios artículos de la revista Nature (en los números del 22 y el 19 de enero, del 5 de febrero y del 16 de abril de 1938)
Rafael
Bachiller es director del Observatorio
Astronómico Nacional (Instituto Geográfico Nacional) y
académico de la Real
Academia de Doctores de España.
.
Segunda Guerra Mundial
El comienzo del conflicto se suele situar en el
1 de septiembre de 1939, con la
invasión alemana de Polonia, el primer paso bélico de la Alemania nazi en su pretensión de fundar un gran
imperio en Europa, …
.
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Conocía por supuesto los mensajes de Fátima, pero
nunca había oído hablar de esta señal que se vio en toda Europa…
Transcribo aquí los mensajes que la Santa Virgen María
dio en Fátima a sor Lucía…
.
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Las Apariciones de Fátima
La Santa Virgen María apareció en Fátima
en el año 1917, a 3 niños pastores: Lucía, de 10 años, Francisco, de 9 y
Jacinta, de 6, hermana menor de Francisco.
Francisco y Jacinta murieron pocos años
después, ofreciendo sus vidas por la conversión del mundo.
Lucía, depositaria del secreto, vivió como
religiosa carmelita y murió a la edad de 97 años, en el 2005.
Las apariciones tuvieron lugar el día 13
de seis meses consecutivos, comenzando en el 13 de mayo, con la excepción del
13 de agosto, mes en que no hubo aparición sino hasta el día 19.
Durante estas apariciones, la Virgen
realizó varias profecías y recomendaciones y entregó a Lucía tres mensajes
conocidos como Los tres secretos de Fátima.
En la última aparición a los tres
pastorcitos, el 13 de octubre de 1917, se produjo el milagro del sol, que quedó
registrado en fotos y artículos de la prensa de la época.
Reproducciones de prensa de la época S.S. Juan Pablo II
con Sor Lucía
Relato del secreto, en
las palabras de Sor Lucía:
Ahora bien, el secreto consta de tres partes distintas,
de las cuales voy a revelar dos.
La primera fue, pues, la visión del infierno.
Nuestra
Señora nos mostró un gran mar de fuego que parecía estar debajo de la tierra.
Sumergidos en ese fuego, los demonios y las almas, como si fuesen brasas
transparentes y negras o bronceadas, con forma humana que fluctuaban en el
incendio, llevadas por las llamas que de ellas mismas salían, juntamente
con nubes de humo que caían hacia todos los lados, parecidas al caer de las
pavesas en los grandes incendios, sin equilibrio ni peso, entre gritos de dolor
y gemidos de desesperación que horrorizaba y hacía estremecer de pavor. Los
demonios se distinguían por sus formas horribles y asquerosas de animales
espantosos y desconocidos, pero transparentes y negros.
Esta visión fue durante un momento, y
¡gracias a nuestra Buena Madre del Cielo, que antes nos había prevenido con la Promesa
de llevarnos al Cielo! (en la primera aparición). De no haber sido así, creo que
hubiésemos muerto de susto y pavor.
Inmediatamente levantamos los ojos hacia
Nuestra Señora que nos dijo con bondad y tristeza:
—
Visteis el
infierno a donde van las almas de los pobres pecadores; para salvarlas, Dios quiere establecer en el mundo la
Devoción a Mi Inmaculado Corazón.
—
Si se hace lo
que os voy a decir, se salvarán muchas almas y
tendrán paz. La guerra pronto terminará.
—
Pero si no
dejaren de ofender a Dios, en el pontificado de Pío XI comenzará otra peor. Cuando
veáis una noche iluminada por una luz desconocida, sabed que es la gran señal
que Dios os da de que va a castigar al mundo por sus crímenes, por medio de la
guerra, del hambre y de las persecuciones a la Iglesia y al Santo Padre.
—
Para
impedirla, vendré a pedir la Consagración de Rusia a Mi Inmaculado Corazón y la
Comunión
reparadora de los Primeros Sábados.
—
Si se
atienden Mis deseos, Rusia se convertirá y habrá paz; si no, esparcirá sus
errores por el mundo, promoviendo guerras y persecuciones a la Iglesia. Los buenos serán martirizados y el
Santo Padre tendrá mucho que sufrir; varias naciones serán aniquiladas.
—
Por fin Mi
Inmaculado Corazón triunfará. El Santo Padre Me consagrará a Rusia, que se
convertirá, y será concedido al mundo algún tiempo de paz.
.
« J.M.J.
Tercera
parte del secreto revelado
el 13 de julio de 1917 en la Cueva de Iria-Fátima.
Escribo en obediencia a Vos, Dios mío,
que lo ordenáis por medio de Su Excelencia Reverendísima el Señor Obispo de
Leiria y de la Santísima Madre Vuestra y mía.
Después
de las dos partes que ya he expuesto, hemos visto al lado izquierdo de Nuestra
Señora un poco más en lo alto a un Ángel con una espada de fuego en la mano
izquierda; centelleando emitía llamas que parecía iban a incendiar el mundo;
pero se apagaban al contacto con el esplendor que Nuestra Señora irradiaba con
Su mano derecha dirigida hacia él; el Ángel señalando la tierra con su mano
derecha, dijo con fuerte voz: ¡Penitencia, Penitencia, Penitencia!
Y vimos en una inmensa Luz que es Dios:
« algo semejante a como se ven las personas en un espejo cuando pasan ante él »
a un Obispo vestido de Blanco « hemos tenido el presentimiento de que fuera el
Santo Padre ». También
a otros Obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas subir una montaña
empinada, en cuya cumbre había una gran Cruz de maderos toscos como si fueran
de alcornoque con la corteza; el Santo Padre, antes de llegar a ella, atravesó
una gran ciudad medio en ruinas y medio tembloroso con paso vacilante, apesadumbrado
de dolor y pena, rezando por las almas de los cadáveres que encontraba por el
camino; llegado a la cima del monte, postrado de rodillas a los pies de la gran
Cruz fue muerto por un grupo de soldados que le dispararon varios tiros de arma
de fuego y flechas; y del mismo modo murieron unos tras otros los Obispos
sacerdotes, religiosos y religiosas y diversas personas seglares, hombres y
mujeres de diversas clases y posiciones.
Bajo los dos brazos de la Cruz había dos
Ángeles cada uno de ellos con una jarra de cristal en la mano, en las cuales
recogían la sangre de los Mártires y regaban con ella las almas que se
acercaban a Dios.
Tuy-3-1-1944 »